Continuamos hablando de los lugares de Interés Geológico del Parque Natural de las Sierras Subbéticas, si la semana pasada conocíamos información detallada sobre el Pico de la Tiñosa, hoy lo hacemos sobre la Torta Periglacial.
Al pie de los altos escarpes de la Tiñosa, existen vestigios de una época pasada en la que el clima era mucho más frío que en la actualidad: la Edad del Hielo. Aunque las nieves perpetuas no llegaron a alcanzar la Subbética, sí quedan trazas de las bajas temperaturas que caracterizaron esta región: El agua que se introducía entre las grietas de la dolomía y posteriormente se congelaba, terminaba por romper las rocas de la Tiñosa (entonces pocas decenas de metros más alta), que se acumulaban al pie de los escarpes formando canchales. La circulación de aguas a través de estos depósitos terminó por cementar la zona central, dándole la consistencia de una roca dura. El análisis del cemento de calcita ha proporcionado dataciones de algo más de 80.000 años de antigüedad. La erosión posterior ha dejado a estos depósitos como una especie de cerro testigo inclinado, donde se intuye la altura y la pendiente que tendría el canchal en aquella fría época. Esta formación de conglomerado recuerda a una “torta del turrón del duro” de unos 200 metros de diámetro. Depósitos similares se conocen también en la cara noroeste del Pico Bermejo, la Gallinera y la Sierra de Rute.
El conglomerado que forma la Torta Periglacial está compuesto por cantos angulosos que denotan el escaso transporte que han sufrido las rocas.
La Torta Periglacial en el sendero de subida a la Tiñosa
Una vez pasado el cortijo de la Peñuela, desde el propio sendero, podremos observar una llamativa formación al pie de los escarpes de la Tiñosa que nos revela las rocas de un tiempo relativamente reciente en el que el clima era muy diferente al actual, la Edad del Hielo. Durante los dos últimos millones de años (Periodo Cuaternario) se han sucedido periodos muy fríos (glaciaciones) alternando con épocas de clima cálido.
Aunque los grandes casquetes glaciales no llegaron a alcanzar el sur de la Península Ibérica, las Sierras Subbéticas sí se vieron afectadas por frecuentes nevadas y muy bajas temperaturas.
En condiciones de frío intenso se produce un fenómeno denominado gelifracción: las aguas que penetran en las grietas se congelan produciendo gran presión y rotura en las rocas. Éstas se acumulan bajo los escarpes formando taludes de piedras sueltas. Durante los periodos fríos se produjeron importantes depósitos de este tipo en la cara noroeste de las Sierras Subbéticas, y en algunos puntos, estas acumulaciones de rocas fueron posteriormente cementadas debido a la circulación de las aguas ricas en carbonato cálcico. El cemento permite calcular la edad aproximada de estos depósitos, que se estima en 80.000 años.
Datos geológicos
Sobre la Edad de Hielo – El periodo Cuaternario se inicia hace aproximadamente 2,5 millones de años. En el continente africano algunos homínidos ya caminan erguidos y se valen de los elementos que les rodean para crear instrumentos que facilitan sus actividades diarias. En los sedimentos ya aparecen restos claros de industria lítica.
Una de las características más interesantes del Cuaternario son los bruscos cambios climáticos. En su primera época, el Pleistoceno, se producen enfriamientos en el clima de la Tierra de manera casi periódica y los casquetes glaciales ocupan vastas áreas del planeta. Es esta una etapa de especial protagonismo para los grandes mamíferos adaptados a las frías temperaturas: mamuts, rinocerontes lanudos, osos cavernarios, etc.
Las Sierras Subbéticas, incluso en las etapas de frío más intenso no llegan a estar cubiertas de nieves perpetuas (glaciares), pero sí se vieron afectadas por copiosas nevadas, así como por hielos estacionales, produciéndose procesos de periglaciarismo que modelaron de forma importante el paisa del Parque Natural y cuyas evidencias siguen siendo visibles.
El principal proceso periglacial está relacionado con las fuertes heladas: la presión que ejerce el agua al congelarse en las fisuras de la caliza provoca la rotura de las mismas y la acumulación de los clastos al pie de los escarpes. Algunos de estos depósitos se han preservado durante miles de años y pueden encontrarse en determinados puntos del Parque Natural, en concreto en cotas altas de la cara noroeste de la Tiñosa, el Pico Bermejo (Priego de Córdoba) o la Gallinera (Carcabuey y Priego de Córdoba).
La caliza y la dolomía, densamente fracturadas, son modeladas por las aguas, tanto en la superficie como bajo la tierra.
Los sucesivos cambios climáticos han contribuido a la formación del espectacular paisaje kárstico que observamos en la actualidad, como el polje de la Nava de Cabra, las dolinas de los Hoyones (Cabra), el lapiaz de los Lanchares (Cabra), cavidades como la Cueva de los Murciélagos (Zuheros) o la Sima de Cabra. Se cree que es durante las etapas más cálidas, cuando las aguas cargadas con distintos elementos químicos procedentes de la disolución de las rocas, dan lugar a la formación de bellas formaciones o espeleotemas, como estalagmitas o estalactitas en el interior de las cavidades (que en muchas de ellas todavía hoy siguen siendo activas), y a crecimientos de piedra tosca o travertino en el exterior, en los manantiales.
Fuentes utilizadas:
-Señalización temática de la Torta Periglacial
-Cuaderno Geológico del Sendero de la Tiñosa
-250 millones de años – la historia más antigua de la Subbética Cordobesa (Baldomero Moreno y Alicia Serna Barquero). Editado y publicado por el Grupo Desarrollo Rural de la Subbética